
VOLUMEN IV/ NÚMERO 2/ AÑO 2/ ISSN 977245257580/ PÁGINAS 107-122/ RECIBIDO: 10-03-2021/ APROBADO: 14-09-2021/ www.revpropulsion.cl
118
Visiones confrontadas del mundo. El caso de Chacsinkín, Yucatán pobreza alimentaria y exclusión social.
que se come aquí y se vende aquí, la gente casi no está acostumbrada a comerlo;
las verduras si, lo que si se consume es zanahoria, plátano de comida, la calabaza,
papas, chayote, eso sí se consume, pero cuando se hace la comida.
¿Consume algún producto industrializado, como coca, Sabritas, galletas…?
Sí, eso sí se consume.
¿Aparte de ese tipo de productos, hay algún otro que consuma frecuentemente?
Pues normalmente, solo si tiene dinero se puede comprar lo que se pueda comer.
¿Tiene alguna costumbre al momento que come?
Las tortillas a mano se hacen diario, y si no se quiere tortear se compran en la
tortillería, pero es a diario, nada de que no vas a comer tortillas, es normal que se
tienen que comer para que se llene uno, sino en la tarde los niños que no comen
tortilla al ratito ya vuelven a pedir su comida, tienen que comerlo para que se llenen.
¿Usted cómo considera la manera en que lleva su dieta?
Pues yo no hago dieta.
¿Usted realiza trabajos en la milpa o su esposo, algún familiar suyo?
Toda mi familia se dedica a la milpa, trabajan algunos en la milpa, algunos aquí en
el pueblo.
¿Cada cuando realizan el trabajo?
Diario.
¿Les lleva mucho tiempo?
Trabajan aquí en el pueblo, por su cuenta, algunos en la milpa, diario se tienen que
ir, regresan así todos los días, pero los que se quedan a trabajar aquí en el pueblo
pues diario tienen que trabajar, como hacen puertas y todo, es lo que hacen ellos.
Cabe señalar que durante el tiempo que se llevaron a cabo las entrevistas, se notó que
la población entrevistada entendía la palabra “dieta” como el tipo de plan alimenticio
para bajar de peso, es decir un régimen alimentario; conforme avanzaban las entrevistas,
se modicó esta palabra para que los entrevistados comprendieran a que nos referíamos,
usando entonces la palabra “alimentación”. Doña Amelia, señaló algo que vale la pena
resaltar: la imposibilidad de adquirir los alimentos recomendados por los médicos; nos
encontramos de nuevo ante dos concepciones de mundo que chocan irremediablemente
en la realidad material; por un lado, un discurso sanitario-alimenticio sobre la importancia
de consumir “frutas y verduras”, sin indicar qué se entiende por ello; por otro lado, pudimos
testimoniar que las personas de la comunidad si consumen frutas y verduras, pero que al ser
productos locales, no son considerados como tales. Frutas como la guanábana, el saramuyo,
la pitaya, la huaya, el nancé, el mamey e incluso la sandía, no son vistas como frutas por la
comunidad, lo mismo ocurre con cítricos como la lima, la naranja agria y el limón; nalmente
una variedad de chiles, la calabacita maya, el chayote, la espinaca y la chaya, abundantes en
toda la península, no gozan del mismo estatus que productos “exportados” como la uva, el
melón, el plátano, la calabaza criolla, la manzana y el durazno.
La población de Chacsinkín sí consume frutas y verduras, sólo que existe un problema
de inconmensurabilidad para el término “frutas y verduras”. Resulta necesario entender y
compartir la cosmovisión maya de la comunidad para poder realizar recomendaciones de
consumo más atinadas; es imperativo incluir en el discurso “ocial” los productos locales
que la misma comunidad posee en sus patios: naranjas agrias, limas, limón, etc. y diversos
vegetales como la calabacita maya, el chayote, la chaya y la espinaca.