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VOLUMEN V/ NÚMERO 1/ AÑO 3/ ISSN 977245257580/ PÁGINAS 27-47/ RECIBIDO: 18-06-2022/ APROBADO: 28-05-2022/ www.revpropulsion.cl
Revista ProPulsión. Interdisciplina en Ciencias Sociales y Humanidades
(p. 418).
Garretón (2012), plantea que el Progresismo:
Se trata, en esencia, de una corriente no homogénea que buscaba plantear alternativas al
discurso del “pensamiento único”, como se caracterizó la hegemonía cultural neoliberal y el
acallamiento de toda crítica. Al nalizar la década del noventa, debilitados el pensamiento
y las políticas más ortodoxas de la izquierda clásica tras la caída de los socialismos reales, y
ante el fracaso de los ajustes y políticas neoliberales, resurgió en el debate social y político
occidental la pregunta sobre las posibilidades de compatibilizar la profundización de las
democracias con el desarrollo del mercado capitalista (p.41).
Aquí la matriz “Estado-OSC” (Olesker, 2013) se funde de nuevas tensiones y limitaciones. La
asunción del Progresismo propone la intención de recuperar el rol del Estado como principal
rector de PPS. Según Olesker (2013), no existían niveles de coordinación y la protección
social, era simplemente una sumatoria de prestaciones, colapsadas desde el punto de vista
presupuestal. Comenzar a reconstruir los espacios fue el desafío de la coalición de izquierda,
«Conformando una “Matriz de protección social en Uruguay”, un sistema que avanza con
sistemas universales que dan derecho a todas las personas, con acciones focalizadas y
armativas que se basan en un conjunto acotado, no solapado y articulado de programas y
con propuestas de trayectorias entre programas y sistemas» (Olesker, 2013, p.11).
En este sentido, se crea en 2005 el Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), responsable de
las políticas asistenciales nacionales. Instalando dentro de su órbita al Instituto Nacional de
las Mujeres (INMUJERES), cuyos cometidos principales son: ejercer, como ente rector de las
políticas de género, en la promoción, diseño, coordinación, articulación, ejecución, así como
el seguimiento y la evaluación de las políticas públicas; garantizar el respeto de los derechos
humanos de las mujeres, integrando la igualdad de oportunidades y derechos a los derechos
políticos, económicos sociales y culturales; y velar por el cumplimiento de los compromisos
internacionales que el país ha suscrito en materia de género y realizar y ejecutar, dentro
de sus posibilidades nancieras, los convenios internacionales de cooperación vinculados
a dicho cumplimiento. Posee entre sus líneas estratégicas: la lucha contra la violencia de
género y generaciones. Entre sus áreas de trabajo destacamos el de Políticas Públicas contra
la Violencia Basada en Género, contribuyendo al diseño, implementación y monitoreo de la
política pública de enfrentamiento a la violencia hacia las mujeres, desde una perspectiva
de derechos humanos y género, en consonancia con los compromisos regionales e
internacionales.
Las prioridades en relación a temas vinculados al género, a partir de la asunción de un
gobierno Progresista, posibilitó una diversidad de visiones, en cuanto a las perspectivas
propuestas desde los diferentes espacios desde donde se gesta esta fuerza política de
izquierda. En el siguiente argumento expresado por un integrante de OSC, expresa: «El
ingreso de un gobierno de izquierda marcó un escenario de expectativa, se abrieron algunos
espacios de diálogo Estado-Sociedad Civil, y se estableció un clima de apertura a la espera
de la concreción de las políticas anunciadas. Esto se cumplió en la relación con Inmujeres
en el primer periodo, bastante menos en el segundo, y por ahora con el tercer período ya
iniciado, el panorama parece poco promisorio» (A:1).
La conformación socio histórica de la fuerza de izquierda, se dio fundamentalmente
por el ciclo de luchas sociales que ha encabezado, generando sucesivos posicionamientos